domingo, abril 06, 2014

UN CUTRE EN NUEVA YORK III - Paseítos low cost


A los cutres les encanta todo lo que es gratis. 
Pasear es gratis y las larguísimas calles de Niu LLorq podrían parecer el lugar ideal para hacerlo, pero el cutre no viaja solo y esas inmensas avenidas están saturadas de comercios tentadores con precios astronómicos. 

El cutre arrastra a su acompañante hasta el único sitio sin tiendas de Manhattan: el puente de Brooklyn.
Esta ciudad tiene una mal ganada fama de frenética. Está plagada de rincones que desprenden una inusual serenidad. Aunque es casi mediodía apenas hay gente sobre el puente y puede hacerle fotos desde una playita de grijo casi desierta, tan sólo hay una madre que juega con su niña y disfruta de un tímido rayo de sol de lo más engañoso (mucho brillo y poco calor) .

Firme en su propósito de no gastar un duro vuelve a cruzar el puente y se dirige al Meatpacking District porque cree que es la zona de mataderos donde Rocky entrenaba usando un costillar de buey como saco de boxeo. Pero resulta que los viejos desolladeros los han transformado en tiendas muy cuquis y restaurantes exóticos donde te sirven el brunch unos camareros descalzos con túnica azafrán. Alarmado, el cutre engaña a su acompañante para visitar la zona a la vuelta (por mucho que prediquen los neoliberales ibéricos a favor de la libertad de horarios, el cutre ha aprendido que, en la Meca del capitalismo, la mayoría de los comercios cerrarán a las seis de la tarde).

Un paso elevado les conduce hasta otro de los atractivos (gratuitos) de la ciudad: la High Line. Todos los urbanistas del Universo se han conjurado para transformar las vías de tren y metro abandonadas en rutas pedestres de mejor o peor gusto. Les sale barato, se plantan cuatro rastrojos, arrancan la mitad de las traviesas y los raíles (de eso, con dejar descuidada la obra, ya se encargará alguien) y luego lo adornan con las esculturas del cuñado de un concejal. 

Una chica hacía yoga en un banco; meditaba con los ojos cerrados, concentrada, sin mover un músculo, ajena a los comentarios y los flashes de los turistas. Como una cosa es ser budista y otra muy distinta es ser gilipollas, hacía la postura del loto pero con el bolso sobre el regazo, sujetando la correa con el perineo que es un músculo que los budistas tienen muy desarrollado. La High Line está concebida como mitad mirador, mitad solarium. Como mirador deja un poquito que desear pues lo que se ve tampoco es el Gran Cañón del Colorado y como solarium... De tanto en tanto un osado turista se recuesta en uno de aquellos carricoches sobre raíles reconvertidos en tumbonas para hacerse una foto; antes de que pueda decir "Cheese" una ráfaga del relente que sopla desde el Rio Hudson lo deja criogenizado en el sitio. El Ayuntamiento no retira los cadáveres, los deja así, para decorar, como si fueran esos alpinistas congelados que se encuentra uno según se baja del Everest a mano derecha. 
Al regresar le di un toquecillo en el hombro a la imperturbable chica zen. A juzgar por el rigor mortis, llevaba allí tiesa desde Noviembre.




4 comentarios:

  1. Anónimo8/4/14

    ... me voy a tener que creer y mucho eso del barrio solitario ... a ver si ves por ahí un rayito de sol no sea que te nos quedes también criogenizado ... hasta otra !!!! Xhrst.

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    1. Xhrst, un día hacía tanto frío, que entré en un Starbucks para comprar una cosa muy rara que sabía como un Trinamanzana con miel. Tenía un sabor horrible pero era mágico para llevar las manos caliente durante casi una hora.

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  2. teresita8/4/14

    Yo quiero ir a nuevayork, yo quiero ir a nueballorc, yo quiero ir a niullorc, yo quiero ir a New York, yo quiero, yo quierooooooooooooooo! Aunque sea una cutre, aun le silencio, aún lo que sea...

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    1. Es fácil ir a Nueva York. Sólo tienes que seguir el camino de Santiago y tirar de frente.

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