miércoles, junio 26, 2013

DILATACIONES


Encendió la webcam. Miró el contador de visitas. Agitó el spray y extendió la espuma de afeitar sobre su pubis. La cuchilla se arrastró sobre la piel con un sonido rasposo la primera pasada, un poco más tenue la siguiente, imperceptible a la tercera.
Se chupó un dedo. Acarició su clítoris. Con dos dedos desplegó un atlas carnal de color rosa chicle, recorrió sus geografías con un índice sinuoso hasta clavarlo en el centro de la rosa de todos los vientos. Pronto hubo hueco para un segundo dedo, un suave vaivén dejó espacio para un tercero. 
Abrió un tubo de lubricante, hizo piña con los dedos y los cubrió con un gel que le recordó aquel otro con el que, no hace mucho, habían untado el escáner de un ecógrafo. Nada es demasiado grande si tienes bastante lubricante a mano, le habían aconsejado cuando había empezado con esto. La piña entró sin apenas esfuerzo y el resto del puño también. Sacó la mano, sólo lo suficiente para embadurnar la otra mano, unirlas en oración piadosa y meterlas de nuevo dentro, hasta la muñeca primero, luego hasta el  codo.

Jadeante, extrajo las dos manos y pensó, sólo un instante, en parar. Volvió a coger la espuma y se untó la cabeza como si fuera el merengue de un pastel de bodas; se afeitó el cráneo que brilló con la luz difusa de la pantalla del ordenador. Las visitas habían subido exponencialmente. Extendió una capa de vaselina desde la frente hasta la nuca; mitigado por el ungüento viscoso sintió en sus escurridizas yemas el pulso en una sien y luego en la otra. 
Introdujo la cabeza entre las piernas en un gesto mitad de avestruz, mitad de molusco. Alargó un cuello de caracol hasta penetrarse. Braceó con todas su fuerzas, apoyó las palmas en las paredes del útero para avanzar aún más allá.  Confiaba en flotar en un océano ingrávido de líquido amniótico y se vio succionada por un torbellino formado por el esperma, la saliva y las lágrimas de mil y una noches. Arqueó la espalda que desapareció engullida vértebra a vértebra por la vagina, se combó cuanto pudo y se plegó hasta alcanzar el centro de sus centros. 
Se desvaneció en el aire como una pompa de jabón cuando estalla. 

miércoles, junio 19, 2013

¿Por qué se disfruta más leyendo "INFERNO" de Dan Brown que "La Divina Comedia" de Dante?


Nadie puede leer "La Divina Comedia" en estos tiempos en que leer un tuit a la mayoría se nos hace muy  largo salvo que esté pasada por la Thermomix del Reader Digest que utiliza Dan Brown para cocinar sus alimentos literarios.

Nessuno puede encontrar interés en ese poemón infinito a menos que seas un erudito en toscano medieval, un especialista en política florentina del siglo XIV, o estés preparando oposiciones a bibliotecario en un monasterio de Perugia y lleves una intensa y apasionante vida sexual acorde con tu vocación. Porque uno empieza a leer "Lasciate ogni speranza voi ch'intrate" en los primeros versos y, como decía Mayra Gómez Kemp: Hasta aquí puedo leer. Todo lector se acojona con tan tremenda frase, decide sacar la botellita de malta del mueblebar para cobrar ánimos y amanece con la botella vacía y el libro abierto sobre la moqueta por la primera página.

Mis queridos aspirantes a gafapasta, buscad ese ejemplar del Infierno de Dante que comprasteis en una librería de lance para dar la sensación de que lo tenéis supermanoseado de tanta relectura. Seguro que lo  exponéis en un lugar preferente para que luzca bien y lo vean las visitas. Y aún es más seguro que acabará en el rincón en el ángulo oscuro, de su dueño tal vez olvidado, silencioso y cubierto de polvo, veíase el Dante.  Ahora buscad "El código DaVinci"; seguro que ese está escondido tras la colección del National Geografic, en ese lugar donde ocultáis los libros guarros y la literatura vergonzante. Ese ejemplar seguro que tiene las trazas de haber sido leído con precipitación, sin reparar en prólogos ni en notas a pie de página, ese ejemplar ha sido devorado por su amo casi literalmente, algunas páginas del final de capítulo han sido desgarradas por el precipitado lector azuzado por la intriga de saber como continúa la trama vertiginosa. 

Y ahora sed un poco honestos con vosotros mismos y reconoced que el memo del Dan Brown os ha hecho disfrutar mucho más que el divino poeta.

Oe preguntaréis entonces: Si tanto defiendes al americano ¿cómo es que aún no te has comprado su nuevo libro? Puessssss,  porque he visitado el siguiente enlace:

domingo, junio 16, 2013

sábado, junio 01, 2013

RECETAS PARA UNA CRISIS VII - Fortalecer la Monarquía


La Monarquía está en horas bajas. Bajísimas. 
Basta con ver la carita de oler mierda que se le quedó el otro día a Letizzia cuando les abuchearon en el palco del Liceo, un lugar donde, se supone, sólo debe oler a colonias de las caras. Ya no se trataba de perroflautas famélicos los que montaban el pollo, ni independentistas abertzales. Era gente de frac de esa que no se lía con los cubiertos. Y esa traición de su propia clase tuvo que dolerles más que la de aquel Vellido Dolfos, hijo de Dolfos Vellido que era todo un crack de la puñalada trapera y la heráldica capicúa .

¿Cómo restablecer el prestigio de la Casa Real tan depauperada después de tanto Urdangarinear y tanto Marichalazo? ¿Cómo evitar que un nuevo desliz de los Borbones, tan incontrolables de cintura para abajo, vuelva a hacer subir la prima de riesgo por encima de los 600 puntos?
El descontento  ha llegado a un punto tal que el populacho no se va  a contentar con mandar un yate al desguace, ni con dejar el Testarrosa en el garaje y acudir al curro en bicicleta.


Como siempre ¡Tengo la solución! ¡¡¡CAPÉMOSLES!!!

Teniendo en cuenta que el nacimiento de un hijo varón pondría en cuestión la sucesión dinástica e implicaría cambios en una Constitución anciana que ya no está para muchos bailes, lo mejor sería castrar al príncipe heredero. Como ya han cumplido la misión patriótica para la que fueron concebidas que es salvaguardar la continuidad de la estirpe, sus gónadas reales carecen de sentido y su Real Presencia sólo puede conducirnos a un conflicto diplomático el día menos pensado. Conservadas en formol en un tarrito  de espárragos de los hermosos  se podrían exponer en una vitrina en el Palacio Real que, la verdad sea dicha, tampoco tiene mucho más que ver y les cobras un extra a los turistas por cada foto que saquen a las Joyas de la Corona.

Lo importante es la liturgia. Hay que darle relumbrón a la cosa, mucho boato, venga pompa y circunstancia. Nada de una intervención quirúrgica a puerta cerrada en una de esas clínicas de lujo donde lo mismo te hacen parir con forceps de platino que te ponen una prótesis de cadera con los restos del Titánic. Nada de discreción. Aquí luz y taquígrafos para contentar al soliviantado populacho: En plena Puerta del Sol, o mejor aún, en las Ventas que están más preparadas para el derramamiento de sangre, en prime time y grabándolo todo con una de esas cámaras del Canal Plus que captan hasta las ladillas de Cristiano Ronaldo desde más allá del centro del campo.


Y para cortarle la coleta al diestro, nadie mejor que su santa esposa. Porque estoy seguro de que Letizzia y Lorena Bobbit comparten algo más que las iniciales. Que tú a esta mujer le das unas tijeras de guardería y deja sin Bostwanas hasta al yayo.
Para darle más solemnidad al acto, en vez de utilizar una cimitarra cualquiera de esas que venden en Toledo a los guiris,  para el asunto del tajo lo mejor es recurrir a la Tizona del Cid, que aunque está toda ferrumbrosa, más mellada y con menos filo que Excalibur después de clavarla en la roca, con un revés a dos manos la Letizzia seguro que se apaña para dar el mandoble bien ajustadito y al ras.
Todos los varones españoles sentirían el tajazo como en carne propia; los hombres somos muy empáticos con estas cosas que en cuanto uno te cuenta su operación de fimosis tú ya estás retorciéndote en el asiento. La corriente de simpatía hacia el heredero se transformaría en una marea de admiración y la Institución saldría fortalecida de la ceremonia con esta demostración de sacrificio "sin par" por la Patria.
Con el morbo que despierta un acontecimiento tan singular la audiencia está garantizada, si además vendemos los derechos de retransmisión en directo a todas las televisiones mundiales, acabamos con el desequilibrio de nuestra balanza de pagos y de paso tapamos el agujero de RTVE que es todavía mucho más grande e insondable.